Para quien trabaja en una institución que promueve la lectura, asistir a una buena feria del libro es una gran experiencia. No sólo por la cantidad de libros, novedades, presentaciones y demases a las que uno puede asistir, sino como fue mi caso, por la participación como invitado en un encuentro para promotores de lectura.
Este año, en agosto, recibimos la invitación de parte de la organización de la Feria a participar en el VII Encuentro de Promotores de Lectura, en donde asistían maestros, bibliotecarios y promotores de todo México. Este año el tema central del evento tenía relación con la lectura y la calidad de vida, y dentro de esa temática, nos invitaron a presentar el proyecto bibliomóviles, en la mesa redonda Lectura y Marginalidad.
El proyecto bibliomóviles es una iniciativa que como fundación creamos el año 2001, para la comuna de Peñalolén y que a lo largo de estos 10 años, hemos ido perfeccionado. Por ejemplo, hoy sólo lo hacemos para escuelas pequeñas, alejadas y en sectores rurales, ya que es un vínculo muy existoso para fomentar la lectura en estas zonas. Así que en este caso, FIL-GDL, tomamos como caso un proyecto desarrollado durante el período 2006-2007, en conjunto con la Fundación Arauco.
Compartimos una mesa redonda con dos iniciativas mexicanas (que en posteos siguientes detallaré) y un proyecto estatal argentino, para zonas rurales. Todos en conjunto mostramos lo bueno que puede ser fomentar la lectura en estos lugares, los resultados y éxitos obtenidos. Y mejor aún, la posibilidad cierta de ser replicados por otros países, con las mismas características. El recibimiento fue cálido y muy interesado, los 300 asistentes a esta mesa redonda nos llenaron a preguntas y durante una hora estuvimos dando luces y señales sobre cómo pueden dirigir sus propias iniciativas.
Considerando la lejanía entre Chile y México, los contextos diferentes, la dificultad para difundir nuestros logros, etc. es reconfortante escuchar a personas tan distintas ( y con problemas tan parecidos) preguntar interesadamente ( y no cumplir por un diploma) y al final, agradecer por darles a conocer tu experiencia. En mi caso, sin duda que las gracias son para ellos por habernos permitido contarles nuestro trabajo de 10 años.
Por Claudio Aravena G.